Por la preservación y Desarrollo Sustentable de Sierra Picachos, en Nuevo León, México.

06
Jul

Reflexión # 2. Reflexiones sobre la carta encíclica Laudato Si´ del Santo padre Francisco sobre el cuidado de la casa común.

«Reflexión No. 2 «Dios, Pontífices y la Naturaleza con perspectiva histórica»

Hace más de cincuenta años, cuando el mundo vivía una crisis nuclear, el Santo Papa Juan XXIII escribió la encíclica “Pacem in terris”, por cierto la última de ocho encíclicas que ventiló durante su pontificado, en la cual, no se conformaba con rechazar una Guerra, sino que quiso transmitir una propuesta de “paz en la tierra”.

Dirigió su mensaje a todo el mundo, refiriendo a la exhortación, evangelii gaudium,” movilizar, con orden, un proceso de reforma misionera”.  En esta encíclica, el Santo Padre llevo la crisis ambiental a las agendas internacionales para construir puentes de reflexión y diálogo, en torno a nuestra “Casa Común”.

 

Ocho años después de Pacem in terris, en 1971, el beato Papa Pablo VI hizo alusión a la problemática ecológica, presentándola como una crisis, que es una consecuencia dramática, de la actividad descontrolada del ser humano, debido a una explotación inconsiderada de la naturaleza. El hombre y la mujer corren el riesgo de destruirla y de ser a su vez víctimas de esta degradación inmoral.

Pablo VI, también, habló en la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO) sobre la posibilidad de una “catástrofe ecológica”, bajo el efecto de la explosión de la civilización industrial, subrayando la urgencia y la necesidad de un cambio radical en el comportamiento de la humanidad porque los progresos científicos más extraordinarios, las proezas técnicas más sorprendentes, el crecimiento económico más prodigioso, si no van acompañados por un auténtico progreso social y moral, se vuelven en definitiva contra el hombre. Una de las frases más consagradas de este discurso fue: La felicidad está en nuestras manos, pero es necesario querer construirla juntos, los unos para los otros, los unos con los otros y nunca más los unos contra los otros.

Por su parte, San Juan Pablo II, en su primera encíclica, Redemptor Hominis, se ocupó del tema ambiental con un interés cada vez mayor. Refiere el documento que este estado de amenaza para el hombre, por parte de sus productos, tiene varias direcciones y varios grados de intensidad. Parece que somos cada vez más conscientes del hecho de que la explotación de la tierra, del planeta sobre el cual vivimos, exige una planificación racional y honesta. Al mismo tiempo, tal explotación para fines no solamente industriales, sino también militares, el desarrollo de la técnica no controlado ni encuadrado en un plan a radio universal y auténticamente humanístico, llevan muchas veces consigo la amenaza del ambiente natural del hombre, lo enajenan en sus relaciones con la naturaleza y lo apartan de ella. El hombre parece, a veces, no percibir otros significados de su ambiente natural, sino solamente aquellos que sirven a los fines de un uso inmediato y consumo. En cambio era voluntad del Creador que el hombre se pusiera en contacto con la naturaleza como dueño y custodio, inteligente y noble, y no como explotador y destructor, sin ningún reparo.

CARTA_ENCÍCLICA_LAUDATO_SI

Por lo tanto, la capacidad de transformar la realidad que tiene el ser humano debe desarrollarse sobre la base de la donación originaria de las cosas por parte de Dios, concluye la encíclica.

Benedicto XVI renovó la invitación a eliminar las causas estructurales de las disfunciones de la economía mundial y corregir los modelos de crecimiento que parecen incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente. Recordó que el mundo no puede ser analizado sólo aislando uno de sus aspectos, porque el libro de la naturaleza es uno e indivisible, e incluye el ambiente, la vida, la sexualidad, la familia, las relaciones sociales, etc.

Por consiguiente, la degradación de la naturaleza está estrechamente unida a la cultura que modela la convivencia humana. El Papa Benedicto nos propuso reconocer que el ambiente natural está lleno de heridas producidas por nuestro comportamiento irresponsable. También el ambiente social tiene sus heridas. Pero todas ellas se deben en el fondo al mismo mal, es decir, a la idea de que no existen verdades indiscutibles que guíen nuestras vidas, por lo cual la libertad humana no tiene límites. Se olvida que el hombre no es solamente una libertad que él se crea por sí solo. El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza.  Con paternal preocupación, Benedicto, nos invitó a tomar conciencia de que la creación se ve perjudicada donde nosotros mismos somos las últimas instancias, donde el conjunto es simplemente una propiedad nuestra y el consumo es sólo para nosotros mismos. El derroche de la creación comienza donde no reconocemos ya ninguna instancia por encima de nosotros, sino que sólo nos vemos a nosotros mismos.

Benedicto XVI, es considerado como el Papa ideólogo o doctrinario, también se le ha llamado “Papa Verde”, pues sus aportaciones en este tema dejan una huella, representan un aporte que contribuye en demasía en la promoción de la salvaguarda del planeta.

Pero, no solo la iglesia católica ha reflexionado sobre la creación y la naturaleza, a través del tiempo, otras religiones han hecho lo propio, lo que vigoriza la doctrina sobre lo natural.

Palabras del Patriarca Bartolomé:

“Que los seres humanos destruyan la diversidad biológica en la Creación divina; que los seres humanos degraden la integridad de la tierra y contribuyan al cambio climático, desnudando la tierra de sus bosques naturales o destruyendo sus zonas húmedas; que los seres humanos contaminen las aguas, el suelo, el aire.

Todos estos son pecados

 

Porque un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios

 

En la reflexión número 3, que se publicará la próxima semana, realizaremos un análisis de la situación actual que guarda el estado del medio ambiente en el planeta.

 
AESPAC, con información de carta encíclica Redemptor hominis del sumo pontífice Juan Pablo II; carta encíclica Laudato Sí, del Santo Padre Francisco, sobre el cuidado de la Casa Común; discurso del Santo Padre Pablo VI en la FAO. Diario de opinión, Vertebración.
 

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